Crónicas de una botella

 

Cubanos a la espera de su "botella". Fotos: 10k

Cubanos a la espera de su «botella». Fotos: 10k

No se preocupen, no soy tan bebedor como para imaginar ya que la botella me habla. Lo que viene a mi mente son los recuerdos de mi poca experiencia como “botellero” o “autoestopista”, según queramos cubanizar o internacionalizar la palabrita que al final significa lo mismo: Qué usted depende de la buena voluntad de otras personas para trasladarse.

Aunque películas, series y hasta videos clip, nos han vendido la facilidad de levantar el pulgar y que este como varita mágica haga detenerse a los autos, no hay nada más lejos de la realidad. La idea no es ni mucho menos cubana, y ya desde la década de los 70 en las autopistas norteamericanas se practicaba esta especie de arte. Imaginen si la cosa tiene su cosa, que existen incluso escuelas para botelleros, clubes, páginas web y hasta eventos internacionales. Y es que cuando la necesidad obliga y el camino es largo la vergüenza y el temor se quedan a un ladito. Cuando se le coge el gusto incluso se quiere compartir las experiencias con otros “colegas”. Sigue leyendo