El que no viaja en guagua por Cuba no sabe lo que es la vida, da igual que sea local, intermunicipal, o interprovincial, el maltrato está casi garantizado. Cualquier suspicaz diría que no se puede generalizar y es cierto, existen excepciones que tan solo confirman la regla. El cubano de a pie, escaso de recursos en ocasiones hasta para montar un rutero local, pensaría que una de esas excepciones estaría a bordo de los ómnibus de Víazul, vehículos que un ínfimo porciento de mortales nacionales sin sangre de color añil o bolsillos con la gama de colores de los CUC han podido abordar.
El sistema de transportación por ómnibus Víazul está diseñado para exprimirle el bolsillo al turista foráneo, y su página de Términos y Condiciones confirma que (al igual que con otras tantas empresas e instituciones) cuando tu dinero ingresa en sus arcas debes ponerle una ofrenda a la Virgen de la Caridad del Cobre para intentar recuperar lo que te corresponde por un mal servicio o simplemente, porque nunca lo utilizaste. Sigue leyendo